Deconstruyendo la Makina (I): Estructura interna

03.05.2015 21:21

La música, desde una perspectiva subjetiva, es una combinación de sonidos, no necesariamente armónicos, que despiertan una serie de emociones en el ser humano. A pesar de que la definición clásica del concepto determina que la música es el “arte de organizar sensible y lógicamente una combinación coherente de silencios o sonidos (…) mediante la intervención de complejos procesos psico-anímicos”, considero que debe ampliarse, desde una perspectiva puramente subjetiva, a cualquier tipo de sonido combinado, sea o no sensible, exista o no una lógica, exista o no una coherencia. Una persona puede sentirse realmente extasiada con una melodía espontánea arítmica e incoherente, pero que en un momento dado le produzca una sensación concreta, un sentimiento, un ánimo determinado. Eso sí, esta combinación de sonidos debe estar concatenada, y formar un todo, puesto que los sonidos aislados y no organizados en el tiempo son sencillamente ondas sonoras.

En cualquier caso, pese a que haga mi particular nota al pie sobre el concepto clásico de la música, y amplíe su espectro desde una perspectiva subjetiva, la gran parte de la música existente tiene una coherencia interna que sigue unos patrones lógicos de melodía, armonía y ritmo. Esta coherencia interna, en ocasiones, pese a estar estipulada en una partitura, sufre microdiscrepancias en la música en directo, que le otorga esa calidez a algunos estilos musicales, pues interviene la imperfección humana en la interpretación de la música. No obstante, la música electrónica, per se, es un tipo de música tecnológica y, por tanto, de una estructura, coherencia y ritmo prácticamente perfectos desde una perspectiva objetiva, lo cual a muchas personas le resulta frío, ajeno, ya que la mezcla de sonidos se realiza en diferido en un ordenador. Todo ello, por supuesto, en la teoría, pues en la práctica podéis encontraros de todo, pero por lo general se cumple este condicionante.

La makina, como estilo musical electrónico, forma parte de este segundo grupo. Su estructura interna y su ritmo suele ser prácticamente perfecto. Ello permite que los deejays, si encuentran equivalencia de pitch y ponen dos canciones en sincronía, pueden realizar una mezcla con dos temas que se mantienen inalteradao y es muy difícil que se produzcan discrepancias en la mezcla sin intervención externa. Pero claro, realmente, ¿eso es todo? Todos sabemos que no. Una mezcla no sólo consiste en poner dos canciones en sincronía rítmica, sino buscar coherencias estructurales concretas, crear sinergias, fabricar una nueva canción. No obstante, previamente a la sincronía y a la coherencia en la mezcla, hemos de conocer cuál es la estructura intenta de un tema makinero. Y comenzaremos, como no podría ser de otra manera, por la percusión.

1. LA PERCUSIÓN

1.1. Concepto general

Un estilo musical de baile requiere necesariamente de percusión para materializar musicalmente su estructura. Requiere de un patrón estable que determine el ritmo y permita establecer la velocidad de una canción, su estructura básica, la base que permite la combinación del resto de sonidos. En definitiva, la percusión es el esqueleto de la canción. Como puntualización, cabe decir que el hecho de que un estilo musical de baile requiera necesariamente de percusión no significa que se omita conceptualmente en la música que no es de baile, sino que en estos casos esta percusión puede ser meramente estructural y no tener su correspondencia sonora; verbigracia, una canción de música clásica en la que únicamente exista un piano como instrumento indudablemente tiene una estructura interna, un ritmo y subdivisión en compases, pese a no tener percusión sonora. En algunos casos no es necesaria la materialización musical de la percusión. Lo entenderemos mejor tras el análisis completo.

Una vez esclarecido el objetivo final de la percusión, hemos de determinar su composición sonora. Pues bien, la percusión, por su propio nombre (el verbo percutir significa golpear repetidamente), es aquella combinación de sonidos producidos por el golpeo o la agitación de uno o varios instrumentos. El ejemplo más sencillo y claro que os puedo poner es el sonido de un tambor. El golpeo de la baqueta contra la membrana del tambor origina un sonido de percusión muy característico, como el de un xilófono, una batería o timbal. Ello permite musicalizar el esqueleto de la canción con una instrumentación muy concreta.

Conociendo, por tanto, el por qué y el cómo, es necesario conocer el cuándo. Y eso nos lo proporciona el ritmo. Según el tiempo transcurrido entre los sonidos de percusión producidos por el instrumento principal, que conduce al resto de sonidos, determinaremos nuestro ritmo, que, ni que decirlo tiene, ha de ser estable y mantenerse inalterado en el tiempo a fin de ofrecer una base adecuada para que el resto de instrumentos se mezclen de manera coordinada. En definitiva, lo que vulgarmente llamamos la velocidad de la canción es esencial en la percusión.

Por último, y no por ello lo menos importante, sino que diría que incluso lo más, debemos responder a la esencial pregunta del cuánto. Y es que toda estructura, para ser operativa, necesita sus piezas, sus divisiones individualizables. Y estas subdivisiones, a nivel musical, se determinan en compases. Un compás es una entidad métrica musical compuesta por varias unidades de tiempo que se organizan en grupos y que estructuran la canción. Siguiendo con el símil anteriormente comentrado, si la percusión es el esqueleto de la canción, los instrumentos son el tejido óseo y el ritmo la velocidad de movimiento del esqueleto, los compases serían cada uno de los huesos que forman el esqueleto.

Los compases, a su vez, están compuestos por beats, o golpes del elemento de percusión principal. Y, habitualmente, siempre se trabaja con el patrón 4x4; esto es, 4 beats, o 4 golpes del elemento de percusión principal. Este elemento temporal es esencial para efectuar los cambios de una canción con coherencia interna, estructurarlos en el tiempo y configurar el esqueleto completo de la canción. 

1.2. La percusión makinera

Una vez tenemos claro el concepto de la percusión desde una perspectiva general, hemos de analizar en concreto cómo opera dentro de un estilo musical electrónico, que en este caso es la makina. Como he explicado en la introducción, la estructura de una canción makinera tiene un ritmo perfecto, pues se genera de manera automatizada, y la instrumentación tiene una serie de particularidades que veremos a continuación.

En esta imagen, cuyo gráfico de onda ha sido extraído del programa de mezcla VirtualDJ, podemos observar el beat que actúa como elemento principal de la percusión makinera. Como vemos, genera una gráfica aguda que se diferencia notablemente del resto de instrumentos (que en la imagen he reducido únicamente a la contra, o bajo, cuya explicación afrontaremos más adelante), lo cual nos da una idea de su estructura: se trata de un golpe seco, corto, con un volumen dentro de su espectro superior al resto de instrumentos, generalmente grave, que marca el ritmo de la canción. En el caso de la makina, este elemento de percusión general que determina ritmo y compás es producido mediante herramientas informáticas, es decir, un programa genera un sonido que simula un golpe a un instrumento musical o bien te permite recrearlo mediante manipulación a la onda sonora. Es el bombo.

Como veremos en el gráfico que os presento a continuación, el bombo makinero se diferencia de otros bombos electrónicos como el del hardcore o el hardstyle por la intensidad y duración de la caída del pico, aspecto que debemos tener en cuenta si, siendo legos en la materia, no sabemos diferenciar correctamente un estilo de otro.

En efecto, del gráfico se deduce que la makina tiene un bombo seco, corto, sin decaimiento; a diferencia del hardcore, que tiene un bombo cuyo decaimiento tiene una duración que alcanza hasta el siguiente bombo; y a diferencia del hard style, cuyo bombo incorpora un latigazo que forma parte del decaimiento y se asemeja a una contra. Que no os den gato por liebre.

A pesar de su importancia, el bombo no es el único elemento de la percusión makinera, sino que los snares (cajas), los claps (palmada), los platillos, y una tipología casi interminable de sonidos que simulan instrumentos de percusión, le acompañan de manera simultánea o alterna durante una canción makinera. El hecho de que estos instrumentos ocupen una situación secundaria con respecto al bombo no significa que no sean importantes, puesto que cada uno de ellos cumple una función específica dentro de la canción, pero ese es un asunto que analizaremos más adelante, cuando tratemos la mezcla interna.

 

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