Goarelatos (II): La Guerra Centauri: La Nube de Oort (I)

04.07.2015 13:40

Con el presente artículo, continuaremos con nuestra serie de Goarelatos, pero con una particularidad. Este goarelato no se agotará con este artículo, sino que tendrá una continuidad en siguientes entradas del Blog, por lo que, por volumen y complejidad, acabará siendo un Goacuento, lo cual también tiene su puntito. Como a veces me pasa, cuando construyo un mundo imaginario, éste se va expandiendo prácticamente sólo, y ceñirme a pocas páginas para mostrároslo resulta claramente insuficiente. La epopeya galáctica que os presento a continuación es uno de esos casos. Y, por supuesto, la escribiré con goa trance de fondo, que me sirve y servirá de inspiración para plasmar en palabras mis ideas.

A través de las memorias del Maestre Sergio, iremos conociendo el inicio, desarrollo y conclusión de la Guerra Centauri. La iremos viviendo en tiempo presente, pues el propio Maestre no sabe lo que va a ocurrir posteriormente al día en el que consigna la historia. Creo que puedo construir un mundo muy interesante y curioso, intentando utilizar lugares reales y creando estrategias militares trabajadas, que nos puede servir para desconectar de nuestras vidas durante unos instantes y acompañar a la Humanidad futura en su lucha por la supervivencia. Espero que os guste.

CHAKRA & EDI MISS - X-FILES (ORIGINAL MIX)

LA GUERRA CENTAURI: LA NUBE DE OORT (I)

Memorias del Maestre Sergio, Planeta Madre, Año 675 de la Era Galáctica, día 200.

La Humanidad ha colonizado la totalidad del Sistema Solar. Tras la Gran Destrucción que prácticamente desoló nuestro planeta Madre y la práctica totalidad de nuestra especie, la Humanidad, bajo la égida del Gran Líder, resurgió de sus cenizas mediante una civilización tecnológica única. La ciencia sufrió una evolución exponencial tras la Gran Destrucción, siendo venerada como la Gran Verdad, y constituyéndose en la Religión Única. El Gran Líder, Don Francisco Goesco, encabezó el Liderazgo Político y el Liderazgo Espiritual. Su nieto, Don Julio Goesco de Tranceto, inició la conquista del Sistema Solar. Y nuestro actual Gran líder, heredero de esos Grandes Hombres, poderoso Emperador Galáctico, nos guía con firmeza hacia la expansión definitiva. Alabado sea Don Carlos Goesco de Chakra.

El día 125 del año en curso, la Flota Estelar, formada por 3.500 naves de combate MX-950, 150 cruceros de batalla CG-58PM, 8 satélites logísticos MOON-35 y el buque estelar insignia, GHOST, liderado por el primogénito del Emperador Galáctico, cruzó el cinturón de Kuiper hacia lo Desconocido, dejando atrás el Límite Solar. Su viaje intergaláctico transcurrió sin incidencia alguna hasta que una Fuerza deceleró a la Flota Estelar hasta su total paralización al acercarse al límite de la Nube de Oort.

Los Grandes Maestres de la Ciencia, clérigos eruditos que acompañaban a Don Felipe Goesco en su epopeya de expansión, trataron de averiguar el motivo de esta total desaceleración. No se trataba de un fallo tecnológico generalizado, puesto que todos los sistemas funcionaban correctamente. Tampoco se trataba de la inevitable consecuencia de una fuerza gravitatoria inversa de gran envergadura, pues los escáneres no detectaban ningún elemento que pudiera ejercer semejante fuerza de retención. Durante días, la Gran Flota permaneció paralizada, buscando respuestas, realizando análisis, tratando de descubrir el misterio. La expansión definitiva sufría su primer contratiempo.

El día 130 del año en curso, la Gran Flota consiguió volver a avanzar. Se desconocía por completo el motivo de la paralización anterior y de la posterior reanudación, pero se pudo proseguir la marcha. El día anterior, se habían detectado anomalías en los cometas que componen la Nube de Oort, pero este extraño suceso se sumó a los ya existentes, y los Grandes Maestres continuaron con su estudio. Había que continuar.

Por orden de Don Felipe Goesco, se inició el protocolo de combate AR-8, pues la situación era tan desconocida que debían tomarse las medidas oportunas para repeler un posible ataque. Ese fue el motivo alegado desde la GHOST. Muchos comandantes estelares de la Gran Flota no comprendieron la medida y la entendieron innecesaria, y así lo consignaron en sus respectivos Diarios de A Bordo. Desde el planeta Madre, anteriormente llamado la Tierra, criticaron el despliegue del protocolo de combate AR-8, e incluso el Emperador Galáctico dudó de las habilidades militares de su primogénito.

El despliegue del protocolo de combate AR-8 suponía un gran gasto de combustible y reducía considerablemente tanto el radio de acción como la velocidad de la marcha, pues consistía en la creación de una estructura defensiva esférica con toda la Flota Estelar. Esta estructura esférica permitía la defensa de la flota en todos los ángulos posibles, viniera de donde viniera la amenaza, y se configuraba del siguiente modo: Las 3.500 naves de combate MX-950 dirigían sus armas al exterior de la esfera, protegiendo el interior, que estaba integrado por el resto de la Flota Estelar. El buque estelar insignia, GHOST, liderado por el primogénito del Emperador Galáctico, se encontraba en el centro de esta esfera, y por tanto quedaba protegido de cualquier ataque por la totalidad de la Flota.

Pero Don Felipe Goesco no actuó movido por inexperiencia o por miedo irreflexivo. Tenía poderosas razones para adoptar esta medida, y por la precaución se le exige a todo Comandante Supremo, no debía revelar los motivos de sus decisiones estratégicas; ni siquiera al Emperador. Pero él las sabía. Por desgracia, todo el mundo las ha conocido posteriormente.

Y es que en la hora 23 del día 129 del año en curso, el buque GHOST recibió una transmisión terrible. Tras la caída de todos los sistemas electrónicos, y en la completa oscuridad que la precedió, una siniestra efigie se mostró en la pantalla principal del Cuadro de Mandos. Se trataba un extraño ser de color amarillo, de aspecto humanoide, con un único y gigantesco ojo de color verde sobre una boca extrañamente amplia y perturbadoramente sonriente. Lo cubría una capa de color rojo fuego que tapaba tanto su cabeza como el resto del cuerpo. Y, entonces, en la Lengua Común de la Humanidad y para sorpresa de los allí presentes, este extraño personaje dijo lo siguiente, según transcripción literal a la que se ha tenido acceso:

- Soy Rollo’p Kulap, Emisario de Hizaq, Gran Inquisidor de Balador. ¿Quién está al mando?

- Yo estoy al mando. Soy Don Felipe Goesco de Cosmosis, hijo primogénito del Emperador Galáctico, Don Carlos Goesco de Chakra, Comandante Supremo de la Gran Flota de la Expansión Definitiva. Represento al Imperio Galáctico y a mí debe dirigirse cualquier comunicación extrasolar.

- Veo por tu ausencia de sorpresa que conocían la existencia de otras formas de vida inteligente más allá de vuestro sistema planetario. No debemos haberlo hecho tan bien como creíamos, por lo que veo. Nuestros centinelas desaparecidos no fueron destruidos por asteroides errantes, sino que algunos han caído en vuestras manos, imagino.

- Imaginas bien. No obstante, tus centinelas no parecían representar una amenaza para nuestros intereses, por lo que su estudio fue considerado secundario e incluso residual para la Ciencia. Y hoy, tras décadas dejando migas de pan en el camino, os dignáis a dirigiros a la Humanidad. ¿Cuál es el objeto de esta comunicación?

- El motivo de mi comunicación es muy sencillo, oh, Príncipe Humano. Vengo a plantearte una disyuntiva. La rendición absoluta e incondicional o el exterminio de vuestra civilización.  La situación no ofrece más alternativas. Y, hasta que no toméis una decisión, no podéis continuar.

Según cuentan las crónicas, en este preciso instante Don Felipe Goesco soltó una estruendosa carcajada que, poco a poco, se fue apoderando de su Mando Mayor. En pocos instantes, hasta el más imberbe soldado de la GHOST reía junto al Comandante Supremo. Transcurrido más tiempo del necesario, y ante el iracundo ojo de Rollo’p Kulap, Don Felipe Goesco pidió silencio con un seco movimiento de su mano derecha, se secó las lágrimas de los ojos y continuó con la conversación.

- ¿Realmente quieres de crea que la paralización de mi Gran Flota la habéis provocado vosotros? Es cierto que lo estamos investigando y que de momento no tenemos una respuesta, pero se trata de un efecto gravitatorio inverso que será rápidamente desentrañado por  Los Grandes Maestres de la Ciencia. Y bueno, en cuanto a la caída de los sistemas electrónicos, se trata de un truco de poca categoría que he permitido para poder seguir vuestra señal, localizar vuestra ubicación y piratear vuestro sistema encriptado de datos; que, para tu información, tenemos perfectamente controlado.

- Olvidaba la altivez de la Humanidad y su absoluta confianza en su Religión. Nuestros centinelas nos han dado mucha información sobre vosotros y veo que era mucho más precisa de lo que pensaba. No creo que podamos continuar con nuestra conversación sin una prueba de nuestro poder.

De repente, el cuchillo que llevaba atado a la pierna derecha el Coronel Matías salió de su funda y, a una velocidad atómica, se colocó delante de Don Felipe Goesco. El cuchillo se fue acercando lentamente hacia su ojo derecho y el Comandante Supremo quedó paralizado. Un soldado, de nombre John Smith, corrió hacia el Comandante con intención de agarrar el cuchillo y alejarlo de Don Felipe Goesco, pero el cuchillo se movió rápidamente y atravesó su corazón con la misma rapidez con la que volvió a su anterior posición. Se detuvo a pocos centímetros del Comandante Supremo. Segundos después, todas las armas que se encontraban en la nave salieron disparadas de las fundas de los soldados y quedaron levitando a varios metros del suelo de la nave. Los rostros de los tripulantes de la nave se debatían entre la sorpresa y el miedo.

- La paralización de esta flota no es un efecto físico. Ha sido provocada. Y puede ser perfectamente controlada. Podría aplastar esta nave y toda vuestra flota con un simple pestañeo. Ruego que, a partir de ahora, se me escuche con atención.

El cuchillo y las armas que estaban levitando cayeron al suelo. Don Felipe Goesco continuaba paralizado y su consternación se reflejaba en sus ojos glaucos. No obstante, recuperó la compostura y se dio unos instantes para reflexionar.

- Tus trucos de salón no me impresionan. Que tengáis el control físico del buque insignia no significa que realmente tengáis el control de la totalidad de la flota. Estáis aprovechando un efecto físico para hacernos creer que lo controláis vosotros. No pienso negociar con casi 4.000 naves a mis espaldas. Presentaremos batalla.

Pero no se trataba de un truco de salón. Toda la GHOST pudo ver como se detenía por completo un lejano cometa que formaba parte de la Nube de Oort y cómo se dirigía a una enorme velocidad  hacia la nave insignia. A pocos kilómetros de impactar contra la nave, frenó tan rápido como había acelerado, y desde la posición en la que se encontraban podían distinguir el hielo que cubría el cometa, así como su imponente tamaño. Se hizo el más absoluto silencio en el Mando Mayor.

- Creo que no comprendes la gravedad de la situación.

- Pero… ¡¿cómo?! ¿Quiénes sois?

- Formo parte de una civilización cuyo origen se remonta al planeta Balador, que se encuentra en la órbita de la estrella que vosotros llamáis Alpha Centauri. Nos hemos expandido por varios sistemas estelares. Vega, Altair, Sirio… como podéis ver, nosotros iniciamos nuestra “Expansión Definitiva”, utilizando vuestro patético vocabulario, hace mucho tiempo, desde mucho antes de que vuestro yermo sistema estelar diera origen a vida orgánica en el planeta Marte. Nunca hemos tenido el más mínimo interés en este sistema orbital, sólo hay rocas inservibles y gigantes gaseosos sin potencial, por lo que no perdimos tiempo ni esfuerzo en expandirnos por él. No obstante, desde que el ser humano comenzó sus actividades espaciales, hemos estado vigilando. Pero nunca os hemos considerado una amenaza, sino sencillamente una formas de vida inferior que trataba de evolucionar torpemente en un planeta minúsculo. De hecho, vosotros mismos estuvisteis a punto de exterminaros, por lo que nuestra vigilancia se tornó pasiva. Teníamos asuntos más importantes que tratar.

- Aquel fatídico acontecimiento constituyó el resurgir de una nueva Humanidad. Mi familia ha…

- Sí, sí, su familia. Los Goescos. Grandes líderes, mejores científicos. Realmente nos sorprendió que en tan poco tiempo no sólo se recompusiera la Humanidad, sino que evolucionara de manera exponencial. A la vista de vuestros avances, tomamos una posición de vigilancia más activa, construyendo una plataforma cercana y enviando millares de centinelas. Algunos de ellos, por lo que parece, fueron rescatados por la Humanidad, y este hecho quedó oculto a nuestros ojos por la poca importancia que le disteis en su momento.

- Pero, ¿por qué ahora?

- Habéis alcanzado la tecnología y la potencia necesaria para expandiros más allá de vuestro sistema, por lo que habéis pasado a ser una amenaza. Debimos haber actuado con anterioridad, pero la Humanidad era tan secundaria para Balador como lo éramos nosotros para vosotros, parece ser. Habida cuenta de las actuales circunstancias, Hizaq, Gran Inquisidor de Balador, ha tomado una decisión. La rendición, y por tanto, vuestro sometimiento a nuestro pueblo, o vuestra extinción.

- Una decisión de estas características no la puedo tomar yo… tengo que hablar con… con mi padre… no sé si…

- Eres el Príncipe Humano, el heredero del Imperio Galáctico, el que ha visto, el que ha comprendido. El futuro de la Humanidad cuando tu viejo padre fallezca. La decisión debes tomarla tú.

- No tengo alternativa, por lo que parece.

- No la tienes. Y la respuesta debe ser inmediata.

- Por mi pueblo, por las mujeres y los niños que nos aguardan en Madre, por los agricultores de Venus, por los gaseros de Júpiter… debo elegir la rendición. Pero… ¿cómo?

- Dices que has localizado nuestra ubicación. Preséntate con tu flota al completo en nuestra plataforma y se te darán instrucciones precisas. No debes informar de esta decisión. No todavía. Te esperaré, oh, Príncipe Humano.

Con estas palabras, finalizó la comunicación. El cometa volvió a su formación original, como si estuviera obedeciendo una orden de retirada. La más absoluta atribulación se había apoderado de la GHOST, y nadie era capaz de musitar palabra. Don Felipe de Goesco comenzó a pasear por el Mando Mayor, con la mano derecha tapándose la boca, pensativo y apesadumbrado.

- Formación de combate AR-8.

- Se… señor…

- No discuta. No diga ni una sola palabra. Sólo dé la orden.

- Así se hará.

- Cuando esté todo dispuesto, diríjanse a la ubicación que han localizado.

- A las ordenes… pero…. no podemos…

- No pienso hacerlo, ¿por quién me está tomando? No voy hincar la rodilla tan fácilmente. Yo no soy ningún esclavo.

Continuará…

 

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